Les había comentado en redes sociales de mi «regreso» al travestismo. Aunque no lo dejé del todo(seguí usando ropa interior de mujer), hubo un año en el que decidí dejar de hacerlo. Así como por magia, ya me sentía que había superado esta etapa de mi vida. No recuerdo más a detalle que sucedió por mi cabeza en esa temporada, solo simplemente dije «ya no más». Mis vestidos, pelucas, zapatos, maquillaje y demás lo guarde por un tiempo, para después tirarlo a la basura. Sigo sin entender bien todavía porque negué mi lado femenino.
Los primeros años fueron sencillos, no pensaba en otra cosa más que mi vida laboral y sentimental. Pero había algo en mi que nunca se me quitó. El hecho de ver la ropa femenina en aparadores me hacia sentir un revuelo en mi estómago. Ver a las mujeres bien arregladas y con ropa bonita, aparte de atraerme, seguía con el deseo de lucir así.
Reprimí mi lado femenino.
Esos deseos los oculté muy en el fondo de mi ser. Hasta que llegó el punto que ya no sentía nada más que desinterés. Sin embargo, no sabía que ese desinterés y negación de mis sentimientos me haría daño poco a poco. El gusto por el travestismo inició en mi adolesencia, pero era algo innato en mi desde que tengo uso de razón. En ese momento no lo vi de esa manera, y tomé la salida fácil. No hacer nada y dejar las cosas como estaban, con apatía e incluso enojo con la vida.
Aquellos que han visto mi blog anterior y redes sociales, saben que solo publicaba fotos de mi enorme colección de ropa íntima femenina, nada más. No fué hasta hace un año aproximadamente que publiqué por primera vez, una foto del 2009 como lucía vestida totalmente de chica. Estas fotos me hicieron recordar momentos bonitos que pasé en ese tiempo.
Revolución de sentimientos.
Me encontraba totalmente confunid@. ¿Por qué hasta ahora, más de 14 años sin vestirme, lo haría de nuevo? Para mi, solo habia una manera de averiguarlo: vestirme completamente de nuevo. Había olvidado muchas cosas. Como era de esperarse, no me quedó bien ni el maquillaje ni el atuendo. Tal cual como chica tv primeriza. Poco a poco iba sintiendo como me liberaba mientras me admitia a mi misma lo mucho que me gustaba hacerlo. Elegir ropa, maquillaje, zapatos, accesorios me hacian sentir feliz. En este punto, supe lo mucho que el travestismo está presente en mi vida.
Conforme pasaron los meses, fui adquiriendo poco a poco mis cosas, me daba cuenta de lo tranquilo y relajado que me encontraba después de estar como chica. Tantos años luchando contra un gusto para encontrarme con una sencilla respuesta: vivir y aceptar mi dualidad. Siempre tuve un lado femenino muy desarrollado, solo me faltaba adaptarlo a mi día a día.
Supongo que en ese momento no sabía bien a donde quería llegar con este gusto, pero si tenía bastante claro para ese entonces que no iría más allá de vestirme. O simplemente necesitaba madurar más para entenderlo.